Hoy 18 de noviembre de 2025 fuimos a Quijorna a poner carteles invitando a la población para que asistieran a nuestro evento de nethuerting el domingo 30 de noviembre de 11 a 14 horas. Virginia García, vicealcaldesa y concejala de cultura de este Ayuntamiento nos acogió al grupo bajo su paraguas para que presentemos nuestra iniciativa a los habitantes de Quijorna. Así que nos presentamos en un evento lúdico /festivo en esta población.
¿Por qué Quijorna? ¿Por qué hemos terminado en esta Villa? Pues no lo sabemos muy bien. Hoy me lo preguntaba Julio uno de los artistas del grupo. ¿No nos íbamos a establecer en nuestro propio terreno en Valdemorillo? Pues no lo sabe nadie. Porque este proyecto tiene vida propia y los que ahora llevamos el diario trabajo de entre el grupo de los fundadores de “Alimentando la sierra”, hemos sucumbido ante la fuerza del proyecto y nos estamos dejando llevar. La fuerza de la corriente de esta nueva era es tan fuerte que solo somos las manos de algo superior que no entendemos muy bien.
Esta mañana ha sido un descubrimiento de tantos brotes que están naciendo que solo hemos sido espectadores privilegiados de su abundancia.

Hace años que la humanidad está bajo la gran influencia de un mundo de abundancia que nos cuesta mucho digerir. Algunos pobres de alma han pensado que esa abundancia está solo en lo material y se sepultan bajo el tesoro del oro que han acumulado. Otros, se ahogan ante la saturación del poder de acceso a la información con el avance de la tecnología ya que todo está a un click. El caos está servido porque todos sentimos ese concepto de ‘abundancia’ pero desconocemos su significado y lo malinterpretamos. De allí esos enfrentamientos, esas guerras, esos dolores y enfermedades. Mientras tanto, en ese caos, algunos, solo a veces, podemos ver y ser conscientes de lo que está pasando.
Esto ha pasado esta mañana:
En el camino a Quijorna surge una conversación significativa. Hace años el paraguayo artista llegó a España con un proyecto de recogida de experiencias y objetos que llevaría de vuelta al otro lado del charco para exponerlo allá. Una instalación bajo el título “Los restos del naufragio”. Nunca llegó a producirse esa vuelta planificada pero su creador está ya ahogándose bajo la carga de esos objetos. Para comenzar una nueva etapa de su vida quiere aligerar su mochila. Nada extenuado con las olas para llegar a tierra firme pero siempre aparece una ola de resaca que le aleja de su objetivo. Cuando ya se abandona a los designios de la muerte en el mar bravo llega una ola que le deja suavemente en la playa. Todos esos objetos recogidos han quedado atrás y ligero abre los ojos a la nueva vida que le espera.
Casi llegando a nuestro destino un cartel junto a un segundo cartel indican el camino al cementerio y al punto limpio como recordándonos el reciclaje, el tiempo que pasa, que estamos en ese tránsito entre lo viejo que no termina de irse y lo nuevo que ya está viniendo. Estamos en ese tránsito, en ese impasse, y recibiendo eso nuevo y aun desconocido, con confianza y alegría.
¿Cómo y donde vamos a pegar los carteles que llevamos encima? Primera parada en el Ayuntamiento. Imprimieron los carteles y los han colocado en los tablones de anuncio de las actividades por toda la Villa. No son pantallas digitales. Son corchos a los que acude la población para saber lo que va a pasar y las noticias nuevas que hay.
Un restaurante. Su dueño Dani nos pregunta orgulloso por la calidad del café que nos acaba de poner. Cansado ya de que nadie viene a probar su asado de cabrito que solía preparar todos los fines de semana y que ahora solo lo hace si se le encarga puntualmente. Nos va a recibir el domingo en el descanso de nuestra presentación para ese café del nethuerting y quien sabe si después nos quedemos a probar ese cabrito asado. Aquí nos cuenta el chiste del paraguayo un jardinero colombiano que se presenta como Fredy (como el Fredy Krueger nos cuenta). Preferimos reconocerlo por el que cruge antes de brotar. Ya forma parte del ejército de la regeneración que invade la sierra. José Javier que nos ha oído se acerca a nosotros pidiendo apoyo para sus cabras que van a limpiar el pueblo asegurando la prevención contra los incendios forestales y el aprovechamiento de su leche para los quesos. Ahora con su mujer llevan la carnicería de Quijorna “La Dehesa de Quijorna Productos Artesanos S.L.” quien pudiendo jubilarse prefiere seguir luchando por la supervivencia ante las grandes superficies quienes están acabando con la agricultura y la ganadería de proximidad convirtiendo el sector primario en un mero bien de consumo en los mercados bursátiles. Un sinsentido de este Titanic que se hunde por su avaricia de esa abundancia mal entendida. Nos pidió apoyo y nos apoya hablando de las bondades de Tony el Alcalde de Villamantilla y presidente de la Asociación ADI (La Asociación para el Desarrollo Integral de la Sierra Oeste de Madrid) y quien cumpliendo con su designio, trabaja y facilita la labor de los ganaderos y agricultores de la zona.
Cómo no nuestra visita ya habitual a nuestro rincón de la Floresta para familiarizarnos con la tierra que nos dará cobijo a todos en un espacio de aprendizaje colectivo donde todas y todos tienen cabida y aportan ideas para construir una comunidad con fortaleza y resiliencia. Esta huerta, a la que se llega caminando, nos recibe con su gran abundancia de alimentos que sanan el cuerpo y el alma. Las hojas de unas acelgas de intenso verdor, calabazas inmensas, rabanitos de cuentos de hadas, y las manos, esas manos cuidadoras de nuestro aliado agricultor.


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